lunes, 25 de noviembre de 2013

Los insólitos peces gato

Los insólitos peces gato... con este título tan extraño la Tertulia Feminista Les Comadres y dentro de su programa Pantalla para un debate, se dispone a invitar a las mujeres que participan en el asociacionismo de Gijón a través del Consejo de Mujeres de Gijón o al resto a través del Consejo Asturiano de la  Mujer y cómo no a las compañeras que “militan” en el feminismo.

La directora es Claudia Sainte-Luce y a destacar que es su primer largometraje.

La cinta está protagonizada por cuatro personajes femeninos y uno masculino.

Una familia compuesta por una madre, tres hijas y un hijo. De distintos padres y tan distintas entre sí y unidas por una madre que derrocha humanidad.


Claudia, que así se llama la protagonista, conoce a Martha (la madre de familia) en las urgencias de un hospital al que ambas llegan por dos enfermedades bien distintas, Claudia de apendicitis y Martha enferma de sida.
A primera vista puede parecer una trama muy triste, que lo es, pero que la joven Directora logra que no lo sea pues cada poco tiempo y para que respiremos, mete una nota de humor que hace que la sonrisa te acompañe casi hasta el final de la proyección.

Durante el mayor tiempo en aquella casa que necesita de todo, espacio, comida y si se me apura hasta limpieza… se sostiene por la entereza y la valentía con la que mamá Martha lleva su vida y su enfermedad. Sus hijas revolotean a su lado, con ella, junto a ella y el hijo que es el más pequeño, inteligente y sensible, la llena de amor, prueba de ello es que se esconde debajo de la cama de urgencias (hay que ver como era dicho hospital) para poder dormir junto a ella y los abrazos que ambos se dan.

Pues aún llena de necesidades mi querida Martha no para hasta conseguir que Claudia pase a formar parte de su familia, la invita a comer, a dormir, a hacerse cargo de tareas, la anima a estudiar lo que le gusta, por cierto actuar o dirigir y la escucha lo poquito que habla. La relación que establece con el niño también es muy bonita.

Así, poco a poco, Claudia forma parte de esa peculiar familia, vive en su casa, comparte precariedades y comparte así mismo, el trabajo de acompañamiento en la enfermedad de la “mamma”… la necesitan y las necesita.

Llega el momento en el que Martha siente que ya no puede más, que ya necesita dejarse ir, pero antes prepara la despedida de sus seres queridos con un viaje a la playa para ver el mar y así es, pues tienen que volver precipitadamente por ponerse tan enferma que es la última entrada al hospital.

Lo siguiente que sabemos, es lo que deja escrito para cada una de sus hijas y para su hijo, y como no podía ser menos para Claudia, tan sencillo, tan humano, sin grandes pretensiones, las conoce y sabe lo que les tiene que decir a cada una de ellas y a él, al pequeño de la familia y también a la “acogida” como si fuera una más, como si la hubiera parido.

Si no fuera por la sensibilidad con la que la directora Claudia llevó a cabo su trabajo, de guión y de dirección no hubiera sido posible que los noventa y un minutos que dura la cinta, yo los hubiera pasado con la sonrisa puesta, soy llorona de cine, a la mínima ya no puedo aguantar y me lanzó hasta llegar al suspiro… y solo lloré al final de la cinta, cuando ya juntas van a cumplir el último deseo de la madre, esparcir las cenizas por toda la ciudad de México DF.

El argumento basado en el hecho real de que Claudia directora, conoce a una hija de la Martha verdadera y esta la acoge como ya os conté… tanto es así, que el personaje de la hija (Wendy) es la propia Wendy quien lo protagoniza.

Las relaciones que se establecen entre las distintas personas y personajes son tan distintas como enriquecedoras y aunque  Martha no necesita más hijas sabe que Claudia sí necesita a una madre y ella le cubre la necesidad… por eso a veces se entiende mejor que con las propias, Claudia se entrega con cariño y obediencia.

Lo poco que se ceba, tanto en el hospital y los medios que dispone, como en las necesidades económicas en las que viven y demás, hace que disfrutemos con las peripecias de esta familia que como ya dije al principio es tan peculiar, tanto como los peces gato del título, sobreviven, al igual que ellos, en manada, moviéndose juntos, resistiendo juntos, amándose juntos.
Toda una lección de vida y de muerte, filmada y escrita por una mujer inteligente, sensible, con conciencia de clase y de género, con agallas para contar parte de su vida como si la vida de otra fuera, y esto último a un hombre le costaría mucho más, porque contar las propias miserias y no hablo solo de las económicas, les cuesta mucho más…

Palabra de feminista que para siempre quiero moverme como los peces gato, es decir, en compañía, eso sí, en buena compañía, lo demás vendrá por si solo.

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